
(COMENTARIOS PARA LA ESCRITORA, GRAX)
CAP. 2
Capítulo 2
Por Bill
Ese día no había hecho nada, salí a buscar algún trabajo, pero en todos me decían, “espera la llamada”. Sabía que nunca me llamarían por lo que no me hice ilusiones y seguí buscando, sin mucha suerte. Regresé a mi casa con la cabeza gacha, mis hermanos ya estaban acostados y mis padres también. Yo lo intenté, pero sonidos raros de la habitación de mis padres me llegaron a los minutos.
Me levanté decidido a ver que estaba pasando y cuando abrí la puerta vi a mi papá ahogándose en la cama. Salí corriendo a auxiliarlo mientras que mi mamá también lo ayudaba.
- ¿Qué pasa? –le pregunté cuando ya estuvo mejor
- No se Bill, no me he sentido bien
- ¿Te tomaste la pastilla?
- No, hace una semana se me acabaron
- ¿Y por qué no me habías avisado? –le pregunté enojado con el
- No querías que te gastaras todo tu dinero en mi
- Ay papá, me lo tenias que decir… Ya vuelvo –me dispuse a salir del cuarto, pero mi madre me agarró del brazo primero
- ¿A dónde vas, hijo?
- A comprarle sus medicinas –me soltó y yo seguí, fui a mi cuarto y haciendo el menor ruido posible agarre mi chaqueta, mis llaves, el dinero y salí. Abajo estaba haciendo un frío de muerte, pero era eso o mi papá se moría en la casa.
Seguí caminando, buscando alguna farmacia abierta a esta hora. Lo malo de vivir en un barrio pobre es que no consigues nada abierto, y lo único que te queda es esperar algún bus que te lleve a los barrios altos para poder comprar y regresarte a tu lugar, a donde perteneces. Me quedé en la parada esperando que pasara el bus en el que me tenía que ir, hasta que paso.. Por suerte no iba muy lleno y conseguí puesto libre, ya que sería un largo viaje.
Luego de estar bastantes minutos sentados, donde ya no sentía mi parte trasera llegué a mi destino, estaba en los barrios altos, donde todas las casas son alumbradas y tienen alarmas.. Donde un 90% de ellas tienen perros y cámaras entrenados por si acaso algún malandro los quiere robar, la mayoría de esa gente son empresarios.. Gente con mucho dinero, quienes se pueden dar el lujo de comprar lo que quieren.. Eso era algo donde yo nunca lograría llegar
Caminé y caminé hasta dar con una farmacia abierta, estaba de turno, a lo que pedí los medicamentos de mis padres para luego pagarle y al ver mi vuelto me di cuenta de que ya me había quedado sin dinero.. Solo tenía el pasaje en mano.
Con tristeza me fui hasta la parada de buses. De pronto comenzaron a caer gotas del cielo, me di cuenta de que había comenzado a llover. Me tape lo mas que pude con mi pequeña chaqueta, no quería enfermarme. Estuve alrededor de 1 hora sentado en los bancos de la parada de buses, pero no pasaba ninguno. Como que me tocaba dormir en la calle.
Por Tom
Estaba leyendo un libro que me había regalado mi madre hace unos dias.. No había tenido tiempo para leerlo, por lo que hoy aproveche y comencé. El hambre que tenía me estaba consumiendo, Esmeralda dormía, por lo que no iba a ir a despertarla para que me hiciera algo de comer, eso era de muy mal gusto. Me levanté decidido a comprar algo por ahí, iría algún restaurante, pediría comida para llevar y regresaría. No quería estar a estas horas en la calle.
Agarré mi chaqueta y mis llaves.. Me cercioré de tener mi tarjeta de crédito en el bolsillo y salí de casa. Afuera estaba estacionada la camioneta.. Me monte en ella, la prendí y arranqué a buscar algún lugar donde comer.. Un poco lejos de mi barrio conseguí un restaurante abierto, había comido varias veces ahí por lo que ya sabia como era la comida; muy buena por cierto
Pedí una pizza pequeña y esperé sentado mientras la hacían.. Estuve 20 minutos esperando hasta que me la entregaron.. Agradecí y salí del local para dirigirme de nuevo a mi casa. En el trascurso pude ver una silueta arrinconada en los bancos de la parada de los buses.. Algo en mi interior me decía que fuera hacia allá, que era importante.. Por lo que seguí ese presentimiento y cambie de dirección hacia allá..
Paré la camioneta frente a esa persona, que por lo visto era una chica. Me baje con las manos en los bolsillos de la chaqueta y caminé hacia ella
- Buenas noches –saludé educadamente a aquella chica que por lo visto estaba muriendo de frío
- Buenas –levanto la vista y lo reconocí, no era ninguna chica.. Era el chico de la tienda
- ¿Kaulitz?
- ¿Trümper? –preguntamos los dos al mismo tiempo, a mi me dio risa y a el lo que le dio fue rabia
- ¿Cómo estás?
- ¿Cómo crees que estoy? –me preguntó parándose bruscamente del banco –¿Acaso no me ves? Por tu culpa me botaron de mi trabajo –me gritó mientras veía una lagrima bajaba por su mejilla derecha, y el se la limpiaba con rudeza. Algo muy extraño sentí en mi interior
- No fue mi intención que ocurriera eso
- Oh no, claro que no. Tu no eres más que un viejo caprichoso
- Eso no es así –sentía rabia en sus palabras
- Claro que es así
- No, no es así…
- Tu no debes ni siquiera saber lo que es estar un día sin comer, ¿o me equivoco? –en eso tenia razón
- Bueno, pero eso es otra cosa… -no tenía palabras para eso que el me decía
- No, no es otra cosa… Y por tu culpa yo lo tengo que sufrir, todo por tu culpa –me dio un leve empujón y comenzó a caminar hacia la salida
- Espera –me monte en la camioneta y lo seguí -¿Para donde vas? –le pregunté desde la ventanilla
- No te importa –me respondió mientras caminaba más rápido
- ¿Vives por aquí cerca? –esperé su respuesta y al ver que no respondía, seguí- me puedes decir
- ¿Para qué? –miraba hacia el piso mientras caminaba
- Para llevarte hasta tu casa
- ¿POR QUÉ TE GUSTA BURLARTE DE LAS PERSONAS? –me grito mientras se paraba bruscamente, a lo que yo tuve que frenar para no seguir de largo
- No me estoy burlando de nadie –me baje de la camioneta para pararme frente a el
- ¿No? Claro que si, ya te imaginaras donde vivo, y todavía lo preguntas
- Ah claro, ¿vives en los barrios bajos?
- No, para nada… Soy tu vecino –iba a comenzar a caminar de nuevo hacia la salido, pero yo se lo impedí, amarrándolo del brazo, lo atraje hacia mi, quedando muy cercas nuestras caras
- No me gustan las personas sarcásticas –sentía su acelerada respiración y su nerviosismo
- Suéltame –murmuró tratando de zafarse
- No, te llevare a tu casa… Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Bill –murmuro en voz baja -¿y tú?
- Tom –lo solté suavemente y vi como comenzaba a llorar sin razón alguna -¿Por qué lloras? –le pregunté tratando de encontrar alguna explicación lógica
- Por nada –comenzó a temblar de repente, me imaginé que seria por el frío
- Vamos, te puedo llevar –levantó su vista del suelo y me miró, tenía unos hermosos ojos
- No, ya me puedo ir solo
- Sabes que es peligroso, deja que te lleve –lo agarré del brazo y di la vuelta a la camioneta para llevarlo al puesto de acompañante, le abrí la puerta y el entró sin meditar palabra
- Y dime, donde vives –le pregunté cuando ya estuvimos los dos en la camioneta
- En el barrio San Luis –oh, estaba en problemas, ¿cómo me metería a ese barrio?
- Umm, claro –respire hondo y puse el auto a rodar
- No me tienes que llevar si no quieres, te entiendo
- No, no importa… -estuvimos unos minutos en silencio hasta que volví a hablar -¿ahora como harás?
- ¿De qué?
- Con lo del trabajo
- Me buscaré otro, o al menos lo intentaré –sentía un poco de pena por el, todo había sido por mi culpa
- De verdad lo lamento
- No importa –seguimos de nuevo en silencio, solo se oía su voz cuando me indicaba por donde pasar, luego de unos minutos llegamos a su casa –aquí es –me dijo
- Si, aquí es –nos quedamos mirando por unos momentos sin saber que decir
- Gracias –iba a bajarse del auto cuando yo lo agarré por los hombros y los atraje hacia mi, uniendo nuestras bocas. Era un beso tierno, nada apasionado, solo nuestras bocas unidas, sentía la necesidad de hacerlo. El se separó de mi y se bajo rápidamente sin decir nada. Espere ahí hasta ver como entraba a su casa sin mirar atrás, era una casa muy humilde
Por Bill
No sabia porque había aceptado que el me trajera, pero es que entiéndame, me estaba muriendo de frío y estar solo a esa hora por las calles no era muy bonito que dijéramos. Pero mucho menos entendía por que había dejado que me besara, sentía una extraña sensación en todo mi cuerpo. Sus labios eran suaves, muy suaves. La delicadeza de el me estaba confundiendo.
Cuando cerré la puerta de mi casa sentí que me moría, tenia el corazón acelerado y las manos me temblaban, bueno, no solo las manos, todo el cuerpo me temblaba. Subí al cuarto de mis padres y me los encontré viendo la vieja televisión blanco y negro que tenían en su cuarto. Les sonreí como pude, tratando de ignorar lo que había pasado hace unos minutos
- Aquí tienen la medicina –me acerqué hasta la pequeña mesa que tenían al lado de su cama y las puse ahí
- No tenías porque preocuparte amor –me dijo mi mamá mientras tosía un poco
- La salud es lo primordial
- Gracias Bill, no se que haríamos sin ti –dijo mi papá
- Tranquilo papá, siempre los ayudaré… Bueno, ahora me iré a dormir, necesito descansar para mañana buscar empleo
- Claro Bill, buenas noches –salí del cuarto y caminé hacia el mío, que compartía con mis hermanos
Por Tom
Quizás había sido un impulso, o al menos eso me repetía todos los días. Trataba de no pensar en eso, de olvidarme de ese beso, de sus labios, de sus ojos, de su cabello, de sus manos, de todo… Trataba de olvidarme de Bill. Pero es que se me hacía imposible, traté de ir a fiestas y divertirme, pero no era lo mismo… Por más que intentaba besar a 20 chicas no sentía lo mismo. Con ellas se sentía como besar a una puta más, era doloroso, pero cierto. Acaso con Bill se sentía su inocencia, su ingenuidad.
Cansado de pensar tanto en el me levanté de mi asiento.. Lo buscaría, así fuera debajo de las piedras, pero lo encontraría y hablaría con el. Lo necesita, necesitaba preguntarle que qué tenía para que yo pensara tanto en el.. Estar 2 semanas pensando en una persona es algo exagerado para mí, pero era cierto… Ya llevaba 2 semanas y no lograba olvidarlo.
- Señor Trümper –me llamó Jessica desde la secretaria
- Dime Jessica –me volteé hacia ella esperando que continuara
- ¿Hacia donde se dirige? Dentro de 30 minutos tiene una reunión
- Cancela todo lo que tenga para hoy, verás como hacer, pero hoy no estoy disponible… Me voy –comencé a caminar hacia los ascensores, ignorando las miradas de todos los empleados
- Pero señor… -trató de replicar
- Nada, me voy –me monté en el ascensor y le di a P1, donde estaba estacionado mi auto
Entré en mi auto y pensé, ¿adonde iría? ¿por donde comenzaría?... No me acordaba muy bien del lugar donde el vivía, tenía un leve recuerdo de las calles. Era muy riesgoso irme así, pero lo haría, y si me perdía preguntaría por el barrio San Luis, del nombre si me acordaba.
Puse el auto en marcha y me fui, subí todas las ventanas y prendí el aire acondicionado… Prendí la radio y comenzó una canción que me gustaba.. Le subí un poco más de volumen y seguí mi camino.
Me tuve que parar varias veces a preguntar, ya que me confundía de calle.. Luego de estar más de hora y media; llegué.. Vi la casa de Bill, una casa verde, no esta de más decir que muy mal pintada. Estacioné la camioneta y le puse la alarma para luego bajarme y tocar la puerta con sumo cuidado.. Había posibilidades de que la puerta estuviese mal puesta y se me viniera encima.
Luego de estar unos minutos parado afuera, rogándole a dios que no llegaran unos malandros y me atracaran, salió una señora… Tenía una ropa un tanto extraña y el cabello recogido en una mala coleta…
- Buenas tardes señora –la saludé tendiéndole la mano, a lo que ella me miró extrañada y me la estrecho –Me llamo Tom Trümper
- ¿Qué desea?
- ¿Está Bill Kaulitz? –ella me miró de arriba abajo
- No, está trabajando –¿había conseguido trabajo?
- ¿Y cómo cuando regresa?
- Dentro de unos minutos, debe estar casi llegando para almorzar e irse de nuevo al trabajo –perfecto
- Oh que bien, ¿lo puedo esperar?
- Claro, pasa –ingresé a la casa y casi se me salen los ojos de orbita… La casa solo tenía las paredes, un mueble un poco sucio, un radio que seguramente ni servia y algunos cuadros viejos con fotos antiguas… Me volteé y le sonreí a la señora mientras iba y me sentaba en aquel sillón, mientras pensaba: ¿Cómo Bill puede vivir así?
- ¿Quieres algo de tomar? –me preguntó amablemente aquella señora, que suponía que sería la mamá de Bill
- No gracias, así estoy bien –en ese momento se escuchó la puerta abrirse fuertemente, mientras entraba Bill furioso corriendo hacia mi, me levanté sonriéndole mientras el me gritaba
- ¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ?

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