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Don't ever leave me....by Billa Komm cap 11


(COMENTARIOS PARA LA ESCRITORA GRACIAS)

Capitulo 11


By Tom


Los parpados me pesan pero no puedo dormir, esa pequeña luz roja parpadeante al lado de mi cama me llama la atención, es el estúpido reloj digital que me sirve de despertador, 3:28 de la madrugada, el insomnio me tiene fastidiado desde hace varios días, y mi cabeza es un caos, no puedo concentrarme en nada, siempre termino pensando en lo mismo, es decir en la misma persona, mi mente es un torbellino de pensamientos sin sentido… Gummys, chocolate, menta, ¿Cuánto costará un neceser lleno de maquillaje oscuro? ¿ O cuánto costará la colección de Cd’s de Nena?¿Por qué parpadea el reloj? ¿Se le estarán acabando las pilas?... ¡Y qué más da! ¡Joder!, resoplo molesto, la habitación está tan oscura y mi cama se siente inmensa, por primera vez siento la necesidad de tener a alguien, de poder dormir abrazados… Quiero a Bill a mi lado.

No lo veo hace tres jodidos días, y no es porque no quiera, es porque él me lo pidió, la última vez que lo vi estaba llorando, temblando y abrazándome con fuerza, no sé cuánto tiempo hizo eso, hasta que se despegó de mí, secándose las lágrimas y con un ligero hipo que sacudía su cuerpo, se tapó casi por completo con las sábanas, apenas podía ver una mata de cabello negro asomándose.

-Tom – murmuró –quiero pedirte algo.

-Dime

-No vuelvas por unos días ¿vale?... Yo necesito pensar en muchas cosas y si tú… – No terminó de hablar, su voz sonaba serena, pero parecía cansado… Cansado de todo.

-Vale… Pero sólo unos días… Yo no voy a volver a dejarte sólo ¿Lo sabes? – Suspiró profundo pero ya no me respondió. Salí de la habitación. Si Bill necesitaba tiempo yo se lo daría, pero no volvería a alejarme de él.

Y estos días sin verlo habían sido asfixiantes, llamaba todos los días a la señora Hoffman para preguntarle como estaba, qué hacía… Al parecer estaba bien, me contó que Bill quería quedarse a vivir un tiempo con ella, que ya no quería volver a su casa, y no hacía falta ser una luz de inteligencia para saber el por qué, en ese lugar había tenido que vivir experiencias horribles, había sido obligado a hacer muchas cosas, cosas que yo prefería no tratar de imaginar, porque al hacerlo la sangre me hervía, sentía que burbujeaba velozmente dentro de mis venas, tenía tantas ganas de matar a ese hombre… Si tan sólo lo tuviera enfrente.

Y lo peor de todo es que contraté a un abogado para que nos orientara en el caso del Gordon ese, seguía detenido, darle una paliza a Bill ya no le saldría gratis, las marcas y los golpes en todo su cuerpo eran evidencia suficiente, pero no había ninguna prueba de otro tipo de abuso y Bill seguía negándose a hablar de eso, él no habló ni con los doctores, ni con los policías, ni con Adeline, y mucho menos conmigo… Y el caso era que su padrastro no tenía antecedentes de ningún tipo, todo lo contrario, tenía fama de buen padre, de buen amigo, de buen vecino. La policía había estado indagando entre sus conocidos, investigado, incluso en el antiguo colegio de Bill para saber si alguien había visto alguna actitud sospechosa, pero no consiguieron nada todos coincidían que él era un gran padre siempre preocupado por la salud enfermiza de su hijastro, algunos incluso tachaban a Bill de rebelde por su manera de vestir y su forma de ser tremendamente antisocial “Debió haber hecho algo muy grave para que su padre reaccionara así” “Se nota a leguas que es un chico problemático” Eso decían la mayoría de gilipollas vecinos suyos. Idiotas ni siquiera conocen a Bill.

Y ahora a casi tres semanas después de que lo arrestaron había podido solicitar una fianza que le permitiría espera el juicio en su propia casa, el abogado me advirtió que era muy posible que se la concedieran ya que el muy capullo no tiene antecedentes y para colmo con tantos testimonios a su favor, aunque tendría prohibido acercarse a Bill… ¿Pero es que la gente es gilipollas? ¿Cómo podía creer que era un buen hombre y que Bill tuvo la culpa de todo? Si ya lo digo yo, son todos unos tontos del culo.

Ahora tenía que hacer que Bill hablara, sea como sea. Tres días han sido suficientes, mañana volveré a verlo y de alguna forma u otra lo convenceré… Tendrá que soltar la lengua.

Mierda el reloj sigue parpadeando 4:52 de la madrugada.

By Bill

Tom no había vuelto en varios días, pero ahora está allí en la sala tomándose un café con Adeline, volví a la habitación, no quiero bajar, sé que están hablando de mí, prefiero quedarme un rato más en la cama… Le pedí que no volviera unos días porque necesitaba pensar algunas cosas, tomar decisiones y su presencia sólo me aturde, me nubla, me hace perder el horizonte, ¡No es justo! ¿Por qué aun después de todo este tiempo sólo tengo ojos para él? ¿Por qué?... Me miente, me usa, me folla, y me abandona y yo cómo un imbécil deseando que todo lo que ahora me dice sea verdad, No seas estúpido Bill, él sólo quiere volver a jugar contigo Me replico a mí mismo, ahogándome entre mis propias quejas y es que no tengo muchas personas con las que pueda hablar de estas cosas, o mejor dicho no tengo a nadie

Me abrazo a las mantas de la cama… Cielos extraño tanto a Georg, bueno a él tampoco podía contarle muchas cosas, pero siempre estaba haciéndome reír con algún estúpido comentario, creo que es el único amigo verdadero que he tenido, pero lo perdí, como lo pierdo todo… Cuando él se casó y se fue a vivir a Berlín me llamó a casa muchas veces y yo estaba tan feliz de que no se olvidara de mí, pero cuando empecé a salir con Tom, él me dijo que no le contara lo nuestro a Geo porque era una especie de hermano mayor celoso y quería evitar tener problemas con él, no le di muchas vueltas al asunto, si Tom me decía que me callara, yo me callaba y punto, aunque ahora que lo pienso Georg es uno de sus mejores amigos ¿Qué problemas podía tener?... Tal vez sólo se avergonzaba de mí…

Luego cuando pasó el tiempo poco a poco dejé de contestarle el teléfono, incluso un día vino de visita a la ciudad a ver a sus padres y también vino a mi casa… Yo me escondí… ¿Qué iba a contarle cuando me preguntara qué cosas nuevas hacía y qué tal estaba?… ¿Iba a decirle que me había enamorado y que su amigo me abandono como un perro pulgoso, que había tenido que dejar el colegio, ahh y claro que follaba con mi padrastro cada vez que a él se le daba la gana?...

Mi almohada está mojada, estoy llorando de nuevo ¿Por qué soy tan débil? Odio sentirme así, últimamente tengo ataques depresivos surgidos de la nada… soy patético.

Me duele el pecho, ya no quiero recordar nada de eso… Prefiero pensar en que haré con mi vida, he tomado varias decisiones, la primera es que cuando mamá regrese, si es que regresa, aun así yo no volveré a vivir en la casa de ese hombre, nunca más quiero tener que volver a dormir sobre esa cama, ni en esa habitación, todo allí tiene su olor, huele tanto a sexo que me da nauseas, así que le pedí a Adeline que me dejara vivir con ella por un tiempo, pensaba suplicarle si era necesario, pero no hizo falta, me dijo inmediatamente que sí, pero que tendría que hablar con mi madre sobre eso… Cómo si a ella le importara en donde vivo.

Un sollozo escapó de mi boca mientras me acurruco en la cama, quiero cambiar tantas cosas, pero es tan difícil… Quisiera que alguien me ayude, pero tampoco quiero depender de nadie, todo es tan confuso. Y sigo pensando mientras desenredo los nudos de mi cabello con los dedos, creo que necesito un trabajo, porque tampoco puedo vivir a costillas de Adeline y hacer el vago todo el día, ¿Pero en qué podría trabajar? Nunca antes lo he hecho, ni siquiera he terminado el instituto aun y para ser franco, además de patoso, soy un inútil total, no sé hacer nada bien.

¿Qué harías sin mí, Bill? Si yo no te mantuviera a ti y a la patética de tu madre ¿Qué harías? Probablemente estarías en la calle chupando pollas y poniéndote de cuatro como una perrita por unos billetes ¿Verdad?... Tienes tanta suerte de tenerme Bill… Tanta suerte…

Me llevé las manos a la cara, la voz de Gordon resuena tan fuerte dentro de mi cabeza que parece real… Por favor, por favor que alguien me ayude, que pare esto, yo ya no puedo seguir así… La garganta me arde, tengo un nudo enorme dentro, mi cuerpo tiembla…

Por favor Tomi ayúdame, por favor ámame de verdad…

***

No puedo entender cómo pero sin darme cuenta caí dormido varias horas, aunque ahora me siento mejor, sentado sobre el césped del patio, el sol me da en la cara y Niki está jugando a la pelota con Tom, desconocía esa faceta suya, un poco infantil. Ellos se llevan muy bien ahora.

-Biiiiiill mira lo que hace Tom – me grita Niki, sus ojos brillan esta tan contento. Tom me sonríe,¡Oh mierda! Siento las orejas calientes, empieza a hacer piruetas con el balón, el condenado es muy bueno. No puedo evitar sonreír también.

La tarde pasó tranquila, Niki fue a merendar y yo me quedé sentado en mi rincón del patio, con Tom sentado a mi lado, muy cerca, me sentía algo incómodo, pero no quería huir más, incluso al aire libre su perfume llenaba mis pulmones, su aroma me hipnotiza completamente.

-Hoy hace un buen día… ¿No te parece? – murmuró algo cortado.

-Sí creo que si – Mira que hablarme del clima, supongo que sólo trata de romper el incómodo silencio. Yo prefiero el silencio.

-Talvez sería bueno ir a dar una vuelta, no sé, ir a tomar un helado – lo miré algo sorprendido - ¡Con Niki claro! - se apresuró a aclararme - Ustedes llevan días sin ir a ningún lado, les sentaría bien un poco de aire fresco ¿No crees? – Ir a dar una vuelta con él. ¡Ja! Ni muerto, además no es que antes Niki y yo saliéramos mucho…

-Si vale – ¡Queeeeé!! No puedo creer lo que salió de mi boca, Tom suspiró satisfecho. Mierda, en el fondo sabía que era lo mejor, talvez no salir con Tom sino simplemente salir, tenía que intentar ser un poco más social si quería cambiar además Niki estaba empezando a ser bastante extrovertido, creo que salir a pasear le sentaría muy bien – Pero hoy no… hoy quisiera pedirte un favor – Bajé la mirada esta situación me avergonzaba.

-Sí, pídeme lo que quieras – sus ojos comprensivos buscaban los míos, podía sentirlo.

-Podrías acompañarme a buscar algunas cosas… a ese lugar – apreté las manos sobre un puñado de tierra.

-Por supuesto respondió – Con una voz totalmente dulce, tenía que reconocerlo todavía amaba demasiado a Tom. Se paró y me tendió la mano para ayudarme a levantarme, me aferre a él por un momento, cuando sentí su cálida piel tocando la mía, algo aleteó… las mariposas aun estaban vivas dentro de mi estómago

Fui a buscar las llaves y caminamos juntos hasta la casa, después de todo era muy cerca. Pero yo sentía que no era capaz de ir sólo y pedirle a Adeline que me acompañara sería pasarme de confianzudo.

Llegamos al portón y le pase las llaves a Tom, como lo temía yo ni siquiera podría meterla en la cerradura, era extraño antes vivía con todo eso, pero ahora que estaba fuera, todo mi ser se negaba a volver a pisar ese lugar, el recuerdo de la sangre de Gordon al pie de la escalera, mi sangre sobre la cama, sus gritos, sus golpes, sus insultos, eso que mi mente quería borrar estaba allí dentro. No, no podía ir solo… Para qué engañarme.

Entramos, la casa estaba limpia, no había sangre, no sé quien la habrá limpiado, no me interesa, subí rápido las escaleras y Tom me siguió.

-¿Tú podrías recoger algunas cosas de Niki mientras yo busco las mías? – Asintió y le señalé qué cuarto era, desapareció entrando a la habitación y yo me quedé parado frente a la mía, resoplé con fuerza y entré temblando como una hoja, talvez debería llamar a Tom… No, no, no, deja de ser tan miedica Bill.

Busqué mi mochila, por suerte es lo bastante grande para guardar mis cosas, la empecé a llenar de ropa, recogí mis carpetas y lápices de dibujo, mi maletín de maquillaje y accesorios, anillos, pulseras y cadenas, no las uso hace mucho tiempo pero no pensaba abandonarlas allí, vuelvo a revisar mi armario por si olvido algo importante, y ahí esta en un rincón, escondido en una vieja camiseta, un recuerdo secreto, el móvil que Tom me regaló, aunque está hecho pedazos y no sirve para nada, recuerdo que el día que lo guardé, tiré la caja de bombones pero no pude deshacerme de esos restos, eran la única prueba que me quedaba de que Tom existía y no era un invento de mi mente tratando de encontrar algo para escapar de la realidad… ¡ Oh Dios mío!

-Nadie te quiere – Me sentía casi paralizado pero aun así conseguí voltearme, moviéndome erráticamente con los ojos cargados de lágrimas, busque en la habitación -Nadie te necesita - él no estaba allí, solté lo que llevaba en las manos y me tapé*los oídos, era inútil, lo tenía dentro de la cabeza - Siempre serás mío -

- No, basta, basta, por favor basta – Negué con la cabeza, estaba comenzando a volverme loco -Todos los que te miran saben que me perteneces – No… snif… snif – No podía enfocar la vista debido a tantas lágrimas - Todos saben cuánto te gusta que te la meta - No snif… no es verdad – Acuéstate y abre las piernas para mí… sé que lo deseas - ¡Nooo!! - chillé, una corriente de pura rabia atravesó mi cuerpo y entonces… Exploté…

Mis manos se dirigieron veloces a la cama, arranque las sábanas, las rasgué, destrocé la almohada, arrojé todas las cosas de encima de mi escritorio, las hice añicos, pateé el armario, golpeé las paredes, los nudillos me sangraban, pero no podía detenerme, gritaba con todas mis fuerzas tratando de sacar esa cosa oscura que se había instalado en mi estómago hace tanto tiempo, y que poco a poco iba consumiéndome. - ¡¡NO ES VERDAD, YO NO QUERÍA, YO NUNCA QUISE!!!- Me abracé a mí mismo, pero mis propias uñas me atacaron, me rasguñe los brazos tratando de sacarme toda esa suciedad que se me había infiltrado en cada poro.

Caí al suelo de rodillas y entonces la puerta se abrió de un azote y Tom vino corriendo hacía mi, pálido y con el rostro desencajado, lo primero que hizo fue tirar de mis manos, mis uñas seguían clavadas a mi piel, y entonces me abrazó… Dejé de gritar en ese instante.

-Shhh ya pasó… ya pasó – Enterré mi rostro en la curva de su cuello, él no tenía idea de cuánto necesitaba escuchar esas palabras.

-Sácame de aquí Tom, por favor, llévame muy lejos, por favor snif… snif… por favor – Mis manos con sangre manchaban su ropa.

-Te llevaré a donde quieras – Me habló al oído, acariciando mi cabello, suspiré profundo tratando de calmarme – Nadie va a volver a lastimarte, te lo prometo.-Permanecí callado un tiempo, tratando de recuperar las fuerzas, recostado sobre el hombro de Tom, acurrucado entre sus brazos.

Tal vez podía confiar un poco en él… sólo un poco… Quizás.


By Tom


Los gritos de Bill casi me causaron un infarto, corrí lo más rápido que pude hasta su habitación, no sin antes tropezar con un juguete de Niki y darme de cara contra el suelo. Cuando entré no podía creerlo la habitación estaba destrozada ¿Cómo había hecho todo eso tan rápido? Y él estaba en el suelo con las uñas enterradas en la fina piel de sus brazos, de un salto llegué hasta él y tiré de sus manos, estaba lastimándose, lo abracé, le hablé, traté de calmarlo y poco a poco dio resultado, respiraba agotado sobre mi hombro.

-¿Puedes pararte? – le pregunté, asintió tímidamente con la cabeza, quizás se sentía avergonzado por lo que pasó - Entonces vámonos de aquí. - Me levanté y lo tomé de las manos con cuidado, tenía los nudillos amoratados y sangraban un poco, recogí su mochila y me la puse al hombro - ¿Esto también? – Le pregunté señalando un neceser negro. Volvió a asentir, lo tomé con una mano y salimos de la allí, con la otra mano seguía sosteniendo la suya, entrelazando nuestros dedos, quizás no se daba cuenta y por eso lo permitía, aun lo notaba algo aturdido, y yo sólo podía pensar que no deseaba soltar su mano nunca más. En silencio volvimos a casa de Adeline.

A la señora Hoffman casi le da un susto de muerte al ver el estado deplorable con el que Bill había vuelto, Niki me miró con odio y me dio una patada, atacándome igual que el primer día que lo conocí, pero Bill lo alejó de mí, tirando de sus bracitos y diciéndole que yo no le había hecho nada, sino que lo había ayudado, el pequeño se serenó un poco, pero siguió mirándome con recelo.

Adeline limpió y vendó sus manos, no le preguntó qué había sucedido, se notaba que él no quería hablar así que creo que decidió no agobiarlo, pensé que Bill volvería a encerrarse en su habitación, pero no lo hizo, en lugar de eso se puso a ver la televisión con Niki, nuevamente el programa de la niña pelirrosa y el sujeto saltarín, no sé cuantas veces al día lo repetían. Niki ya se encontraba tratando de imitarlos y Bill lo animaba… Era tan obvio que intentaba actuar con normalidad, aparentar que no había pasado nada, me senté en el sofá junto a él.

-Bill – Adeline irrumpió en la sala con una bandeja de galletas de chocolate y nos las ofreció – Ha llamado tu madre – él abrió mucho los ojos – Me ha dicho que estará aquí mañana – Bill palideció completamente.

-Ah – Se limitó a decir, la expresión que se dibujo en su rostro era indescifrable – ehmm yo… me duele la cabeza creo que subiré a descansar un rato… gracias por las galletas, las probaré luego – Subió a la habitación pálido como un fantasma, y yo fui tras él, Adeline se quedo un poco pasmada, algo raro pasaba, y aunque sea una táctica muy sucia ahora que estaba en un estado débil tenía que manipularlo un poco para que hablara, me sentía fatal pero era por su bien.

Entró a la habitación, iba a cerrar la puerta pero yo la empujé con la mano, bufó molesto y me dejó entrar, se arrojó boca abajo sobre la cama, me quedé parado cerca de él.

-Ya estabas mejor, y ahora estás de mal humor ¿Qué te pasa? – sus manos apretaron sutilmente las sábanas bajo sus dedos.

-Nada…

-Bill tienes que hablar con alguien, si no quieres hablar conmigo puedes… - Me interrumpió bruscamente, su voz sonaba ronca.

-¿Puedo qué? ¿Ir a un psicólogo? Contarle a un extraño todos mis problemas, mis temores y secretos, mientras finge que me escucha, que le interesa todo lo que digo ¡Y una mierda Tom! – Se revolvió nerviosamente en la cama, su humor cambiaba muy bruscamente, pero ya estaba acostumbrándome a eso.

-Es qué no te das cuenta de que sólo te estás haciendo más daño guardando silencio.- Volteó un poco la cara y me miró a los ojos.

-No quiero hablar – Pero yo tenía que insistir, tenía un mal presentimiento.

-¿Este mal humor tuyo tiene que ver con que tu madre vuelva mañana?- Todo su cuerpo se tensó de golpe. Di en el clavo. Se llevó una mano a al cuello, talvez se le había formado un nudo en la garganta igual que a mí.

-Yo no quiero verla todavía – Murmuró tan bajito que apenas lo oí – Debe estar muy enfadada –

-Claro que debe estar enfadada, lo que te hizo es hombre…

-No… - susurró, sus labios temblaban y sus dedos se curvaban aferrándose a las sábanas, me miró a los ojos titubeando, dudando si seguir hablando o no.

-Confía en mi Bill – me arrodillé junto a su cama y mi rostro quedó frente al suyo Confía en mí- él parpadeo lentamente observándome, y soltó unas palabras con tanta serenidad que me asustó.

-Es que Tom… yo me acuesto con su marido desde… que tengo 12… ¿Tú de verdad piensas que ella no lo sabe? – Me miraba como si lo que acababa de decir fuera lo más lógico del mundo.

yo sentí que algo me estrangulaba el corazón.






Ahora que lo pienso Tom me había llevado ropa al hospital, tal vez había visto esto, que vergüenza, pero no, no esa ya sería demasiada mala suerte... Guardé la camiseta con mi pequeño tesoro escondido en ella dentro de mi mochila y me dirigí a la puerta para salir, pero una voz conocida hizo que me detuviera en seco, mi cuerpo se convulsiono con violencia.

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