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Don't ever leave me....by Billa Komm cap 10


(COMENTARIOS PARA LA ESCRITORA GRAXI )

Capitulo 10


By Tom


-... Bill... ¿Qué mierda hiciste? - Puse mis manos sobre sus hombros y lo agité un poco, pero nada, su cabeza fue de un lado a otro. Era como agitar a un muñeco de trapo, no reaccionaba y yo debía calmarme, tratar de pensar con la cabeza, estiré mi mano temblorosa hacía su cuello, mientras la angustia trepaba por mi garganta ahogándome; con dos dedos presione su yugular, intentando encontrarle el pulso, contuve la respiración, presioné un poco más y entonces lo sentí muy débil, pero estaba ahí, estaba vivo, al parecer sólo se había desmayado, solté el aire contenido en mis pulmones en un resoplo de alivio, pero no sabía qué hacer, tal vez debía abrir la ducha y mojarlo con el agua fría para que espabilara, pero no sabía cómo reaccionaría su cuerpo a ese cambio de temperatura tan brusco. ¡Maldita sea no tenía idea de nada! Mis neuronas se atrofiaron, colapsaron, no funcionaban, mi mente estaba en blanco, respiré hondo y pasé un brazo bajo sus rodillas y el otro detrás de sus hombros, al menos debía sacarlo de allí. Iba a levantarlo cuando Bill gimoteó bajito y comenzó a abrir los ojos pesadamente, mirándome confuso, con cara de estar perdido, es decir, completamente ido, extendió los brazos hacía mi cuello rodeándolo y apoyó la cabeza contra mi pecho, acurrucándose contra mí.


- Me... Siento...mal... Tomi – Murmuró.
¿Tomi? El corazón se me derritió al oírlo, y algo revoloteó ligero dentro de mi estómago.

Pero sabía que si me llamaba así, sólo significaba que realmente se encontraba mal, que no tenía noción de de lo que estaba pasando. Pero aun así, esa reacción suya hizo que un pequeño chispazo de esperanza surgiera en mi interior, él no estaba en sus cinco sentidos, eso lo tenía más que claro, así que estaba actuando de acuerdo a sus instintos, y si sus instintos le decían que se apegara a mí talvez no era tarde, tal vez Bill seguía sintiendo lo mismo que antes y si era así, si aun me amaba, no iba a dejarlo, aunque me gritara que desapareciera, que lo dejara en paz, que me perdiera de su vista, no lo iba a hacer , estaba más decidido que nunca, no me iba a rendir, iba a luchar por volver a tener su confianza. Lo sostuve entre mis brazo y lo levanté del suelo, Fue fácil casi no pesaba nada.


- No te preocupes, todo va a estar bien... Ya verás - Como pude tomé una toalla y salí del horno en el que se había convertido el cuarto de baño. Lo llevé a su habitación y lo recosté en la cama, pero él seguía prendido posesivamente a mi cuello, tomé sus brazos con suavidad, en especial el brazo herido, ya no lo llevaba vendado y una gran marca que aun no había sanado del todo cruzaba su antebrazo. Cómo pude permitir que algo así le pasara, esto quedaría en mi conciencia para siempre.


Hmm - Lloriqueó cuando lo despegué de mi cuello, tenía los ojos cerrados nuevamente, su cuerpo aun estaba caliente. En otros tiempos verlo desnudo, mojado y tan indefenso me hubiera puesto a mil, quizás al darme cuenta de que estaba mejor le hubiera separado las piernas y me lo hubiera follado tal cual, para hacerlo despertar entre gemidos, Que idiota era, pero ahora estaba tan preocupado que eso era lo último que podía pasar por mi mente, así que con la toalla que había traído, cubrí esa parte tan vulnerable de su intimidad que estaba a la vista, porque imaginé que él no se sentiría muy cómodo si despertaba sin nada encima y lo peor de todo conmigo viéndolo.


Abrí la ventana, Bill necesitaba aire fresco, corrí de nuevo al lavabo, empapé un par de toallas de mano con agua fría y volví, una se la puse en la frente y la otra la iba pasando lentamente por su pecho, sus brazos, sus piernas tratando de enfriarlo lo más posible. Así estuve por varios minutos, observándolo, ya tenía mejor cara, no estaba tan pálido, su respiración era suave pero se había normalizado, estaba pensando en ir a traer un poco de hielo de la nevera para ponérselo en el cuello y el hombro, porque su piel aún estaba rojiza, pero en ese momento él se revolvió, girándose un poco hacía uno de sus costados y nuevamente abrió los ojos, mirándome fijamente, y esta vez parecía estar bastante lúcido.


-¿Qué... Qué estás haciendo? - Murmuró con voz entrecortada y pastosa, se notaba que tenía la boca seca, yo sostenía la toalla empapada sobre una de sus piernas, he inconscientemente seguía deslizando mi mano, cosa que no paso de ser percibida por él, se sacudió nervioso y se alejó, mientras la toalla con la que lo había cubierto se deslizaba hacía un lado dejando ver parte de sus blancos muslos, se veían tan suaves como los recordaba.


- Yo sólo trataba de... - No terminé de hablar porque el abrió los ojos de par en par mirándose sobresaltado, se había dado cuenta de que estaba desnudo y de que la toalla casi no lo cubría, así que se tapó he intentó sentarse, pero se sintió mareado o algo así porque se fue de lado, su cabeza estuvo a punto de estamparse contra el suelo, pero entonces reaccioné y logré sostenerlo, afirmándolo fuerte contra mí, rodeándolo con mis brazos, sentí como su cuerpo se tensaba al ponerse en contacto con el mío, tembló un poco cuando lo ayudé a sentarse sobre la cama y manoteó para que lo soltara. No le gustaba para nada que yo lo tocara.


- Mi... Mi ropa ¿Por qué no tengo...? ¿Dónde está? - Miraba a todos lados, con los dedos enroscados alrededor de la toalla.


- Tú estabas en el baño, ¿Recuerdas? - Frunció el ceño pensativo mientras apartaba las sábanas y se deslizaba bajo ellas, cubriéndose hasta el cuello. Al parecer la toalla no le era suficiente para sentirse a salvo de mi mirada, o tal vez de mí en sí.


- Si... El vapor - Susurró pasándose la mano por la frente.


-¿En qué estabas pensando? ¿Te das cuenta de que eso ha sido muy peligroso? ¿Qué hubiera pasado si yo no te sacaba de allí? - No quería regañarlo, eso era lo último que quería, pero él debía darse cuenta de que lo que hizo podía haber sido más que un simple susto. Se levantó lentamente de la cama envuelto en la sábana


-¿A dónde se supone que vas? - Se tambaleaba un poco.


- Tengo sed - Dio unos pasos y nuevamente se mareó, y las piernas se le doblaron. Inmediatamente corrí para auxiliarlo y lo sostuve nuevamente, pero esta vez Bill se sacudió violento, puso sus manos en mi pecho y se empujó para atrás con fuerza. Lo solté y él cayó sobre la cama. - Tú... ¡Tú no vuelvas a tocarme!! ¡Si tengo que romperme la cabeza pues que me la rompa...! ¡Pero no me vuelvas a tocar!! ¡No quiero que me toques!! - Su respiración se volvió agitada e irregular y levantó una mano en señal de alto para que yo no me acercara.


- De acuerdo... No volveré a tocarte, pero quédate ahí yo iré a traerte el agua - No le di tiempo a responder y salí de la habitación. Me sentía mal, sus palabras se clavaron en mi pecho rajándome algo dentro, que Bill me rechazara cada vez que me tenía enfrente me dolía, algo dentro mío se quebraba, se rompía y no sabía qué era exactamente, pero me lastimaba, y me pregunté si Bill se había sentido así la veces que yo lo trataba mal, incluso lo llegué a insultar varias veces sin motivo alguno, sólo porque estaba de mal humor y sólo porque él estaba allí, él era lo primero que encontraba para descargar mi frustración, hacer eso era tan fácil.


Flash back


Había tenido un jodido mal día y estaba de un humor de perros, necesitaba desahogar toda esa frustración que cargaba encima y por suerte Bill vendría a pasar la noche conmigo, así me encargaría de quitarme todo el estrés follándomelo a gusto.


-Toooom... Tom, Tomi - Lo escuché entrar a la casa y luego trabó la puerta, la había dejado abierta porque sabía que él llegaría en cualquier momento - Toooomi ¿Dónde estás? - Se lo oía muy feliz.


- En la cocina - Le respondí con voz amargada. Y en segundos el llegó corriendo, agitado y sonriéndome muy contento.


-¡¡Mira!!¡Tomi mira!! - Me tendió una carpeta que traía en la mano - ¡Hoy el profesor de arte me felicitó!!! - Hablaba muy acelerado y sus ojos brillaban de emoción. - Nunca me habían felicitado en la escuela, pero el profesor dijo que hice un trabajo ¡¡excelente!!... Mira - La sonrisa no le cabía en la cara y me acercó más la carpeta al ver que yo no la tomaba. Torcí un poco la boca en una mueca extraña.



-¿Ah sí? ¿Y qué más hizo? ¿Te puso una estrellita en la frente? - Su sonrisa de pronto se congeló y poco a poco fue desapareciendo, marchitándose en su rostro. - ¿Y es la primera vez que te felicitan? O sea que tu primera buena nota es por hacer un garabato - Sus ojos ya no brillaban y bajó la mano que sostenía la carpeta, observé sus frente, tenía pequeñas gotitas de sudor escurriéndose, quién sabe desde dónde había venido corriendo para darme la fabulosa noticia - ¿También tuviste clases de gimnasia hoy? Porque estás que apestas a sudor, ve a darte una ducha mientras termino la cena - No dijo ni una sola palabra, volvió a guardar la carpeta en su mochila y se fue cabizbajo al baño, creo que las piernas le temblaban un poco.


Sabía que lo había lastimado, aunque ni siquiera yo entendía muy bien por qué lo hacía, siempre había sido así, nunca me importaron los sentimientos de los demás, incluso desde pequeño había sido un niño cruel. Recuerdo un día cuando tenía 12 años alteré tanto a la maestra porque me pasaba los días haciendo rabietas y para desquitar mi mal humor hacía llorar a cualquiera, aquella vez ella me gritó "¡
Me tienes harta!! Eres un niño horrible Tom Kaulitz, cuando aprenderás que no es bueno hacer sentir mal a los demás sólo porque te parecen más débiles que tú, eso no te traerá nada bueno..." Sus palabras me importaron una mierda en ese momento.

Terminé de hacer la cena, spaguettis, me gustaba cocinar y a Bill le encantaba mi comida. Lo llamé, pero seguía encerrado en el baño, talvez llorando y los remordimientos de nuevo comenzaban a ahogarme, pero él no tardo en aparecer se había puesto una de mis viejas camisetas, la usaba como pijama cuando se quedaba a dormir, le quedaba muy grande y uno de sus hombros quedaba casi al descubierto, se sentó junto a mí y casi no probó bocado, yo quería disculparme, pero no sabía cómo hacer eso, nunca lo hacía y esa palabra, ese simple "Perdóname" estaba atorado en mi garganta y se negaba a salir.


Yo tampoco comí casi nada, el hambre que tenía había desaparecido, me levanté, lo tomé de la mano y él me siguió hasta el sofá como un zombi. Nos sentamos y lo abracé, no me había dirigido la palabra desde que lo mandé a ducharse, hundió su frente en mi hombro.


-¿Sabes que soy una mala persona verdad?- Acaricié su espalda con suavidad y él suspiró - He tenido un mal día, no sé por qué soy así, no era cierto que apestabas, tú siempre hueles bien - Negó con la cabeza, sabía que decirle que apestaba o que estaba sucio era su punto débil porque por alguna razón a él siempre le parecía estarlo y se la pasaba dándose baños. Lo aparté un poco y tomé su cara entre mis manos, tenía los ojos rojos - Es la verdad, adoro tú olor, adoro todo lo tuyo - Me acerqué y lo besé. No metí la lengua ni nada, sólo un beso dulce, sus labios temblaban contra los míos. Ya era tarde y él parecía agotado, con mala cara y grandes ojeras, todo ese brillo que tenía al llegar yo se lo quité. ¿Por qué era así? Él no se mercería nada de eso, no entendía por qué seguía a mi lado.


- Recuéstate aquí - Le dije y el apoyó la cabeza en mi regazo - Pasé mi mano por sus cabellos y él cerró los ojos - Quiero ver tu dibujo ¿Me lo puedes mostrar? - Y al fin volvió a hablarme.


- No - Murmuró - Era sólo una tontería... No es importante - Me quedé callado, no insistí en que me lo enseñara, aunque debí hacerlo, sabía que para él sí era importante y mucho. Y lo peor, sabía que sólo me tenía a mí para compartir esos pequeños logros, su madre casi nunca estaba y no parecía llevarse muy bien con su padrastro. Seguí acariciándolo enredando mechones de su cabello entre mis dedos.


- Te amo... - Susurró de la nada mientras se aferraba a mis piernas - ¿Y tú?... - Más que una pregunta parecía una súplica.


- Sabes que si... - Le respondí, y él suspiro con decepción, por algún motivo esa no parecía ser la respuesta que deseaba.


Estuvimos un largo rato así, yo acariciando su frente y él recostado sobre mis piernas. De verdad sentía tratarlo así. Desde pequeño siempre había descargado mis frustraciones, mi ira y mi mal humor sobre los demás, la cosa era simple, si yo no me era feliz nadie a mi alrededor tenía permitido serlo, y hasta ahora era así, en especial con Bill, y aunque siempre me arrepentía de lastimarlo no podía evitarlo; él era la víctima perfecta, siempre tan vulnerable a mis palabras, tan apegado a mí, aunque lo hería sabía que él no me dejaría, al día siguiente me sonreiría y fingiría que no dije nada. Tragué saliva, la lengua me hormigueaba.


-Lo... Lo siento...de verdad...perdóname - Susurré, apretando los ojos, me costaba demasiado decirlo, pero lo había logrado...como respuesta sólo escuche la pausada respiración de Bill, ya estaba profundamente dormido.


Después de un rato lo alcé en brazos y me lo llevé a la cama. Esa noche dormí abrazado a su cintura completamente pegado a su delgado cuerpo y me prometí no volver a tratarlo así nunca más.


Por supuesto no lo cumplí y Bill siguió pagando por mis malos días.


Fin de flash back

By Bill


Me acurruqué de nuevo en la cama, y cerré los ojos, ¡Que vergüenza!, Tom me había visto desnudo y aunque él ya conocía cada centímetro de mi cuerpo, eso no evitaba que mi cara se pusiera como un tomate, ruborizado hasta las orejas de sólo pensarlo. No sé cómo pudo pasarme eso, es decir varias veces antes me había mareado por el vapor, pero nunca me había desmayado.


Recuerdo que estaba sentado en el suelo con el agua caliente cayendo sobre mi espalda, estiré una mano frente a mí y apenas pude verla a través de la nube de vapor que se había formado y entonces supe que era tiempo de salir, así que traté de ponerme de pie pero no pude, mis rodillas se doblaron, todo me daba vueltas y grandes manchas negras parpadeaban frente a mis ojos, pegué la cabeza a la pared mientras todo se volvía lentamente más oscuro.


Tom tenía razón, eso había sido peligroso, fue como quedarse atrapado en una sauna, deshidratándome como un vegetal cocido al vapor. Qué estúpido, pude haberme quedado allí hasta sufrir un paro respiratorio o algo así, morir deshidratado sería una manera demasido estupida de dejar de existir..


Morir... Dejar de existir...

Hubo un tiempo en el que sólo podía pensar en cuanto deseaba morir y que todo acabara de una vez, incluso un día lo intenté, estaba cansado de todo, solo como siempre y ya no podía más así que me tomé el frasco entero de calmantes de mamá. Pensé que de seguro acabarían conmigo, me acosté en la cama tenía las tripas revueltas, sentía fuertes espasmos en el estómago, cerré los ojos... Sólo quería que todo terminara rápido, pero entonces escuché el llanto de Niki viniendo de algún lugar de la casa, lloraba mucho, talvez se había caído o algo, y en ese momento me di cuenta de que no podía dejarlo solo, no podía sólo desaparecer dejándolo atrás, mamá casi nunca lo veía, siempre estaba viajando y Gordon lo ignoraba completamente, cosa que me parecía lo mejor.


Así que éramos sólo Niki y yo... Y no podía abandonarlo a su suerte, no quería hacerlo.


Traté de levantarme de la cama, pero caí al suelo, aunque intentara arrástrame a algún lugar no llegaría muy lejos, así que allí mismo, junto a mi cama, llevé dos dedos a mi boca, metiéndolos lo más profundo que podía hiriendo mi garganta, rasguñándome con las uñas, una arcada me asaltó de inmediato, pero no saqué los dedos, sentía la saliva chorreando de mi boca al suelo y la acides subiendo a través de mi esófago, los ojos se me llenaron de lágrimas, terminé vomitando, tratando de echar fuera todas las pastillas, cuando acabé me sentía tan agotado que perdí la conciencia por varias horas sobre toda esa mierda, el dolor de estómago y los espasmos me duraron días.


Pero eso había sido antes, ahora aunque la vida siempre me pateara seguiría adelante porque tenía a alguien a quien cuidar.


El sonido de la puerta hizo que abriera los ojos, Tom estaba de vuelta con un gran vaso de agua, me senté con dificultades, me lo dio y me lo bebí de un sorbo.


-¿Necesitas algo más? - Me preguntó de una manera dulce "¿Por qué ahora era tan amable?" Me confundía ¿Qué pretendía?


-No... ¿Dónde está Niki? - Me miraba intensamente, me sentía incómodo, algo quería de mí.


-Él ya cenó, le ayudé a arroparse y se acostó a dormir... Preguntó por ti y le dije que estabas descansando un poco - Hasta hablaba de Niki con cariño, su ternura me descolocaba.


- ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo que quieres? - ya no soportaba su amabilidad no la entendía, yo no le importaba, nunca le importé, por qué seguía tratando de ser bueno conmigo.


- Estoy aquí porque quiero verte, quiero estar contigo y quiero tratar de ayudarte a estar mejor - Se acercaba más a mí, con pasos titubeantes, hasta parecía nervioso.


-¿Estar conmigo?... ¿Tratar de ayudarme? Jajajaja - Reí sarcástico - ¡Tú lo que quieres es follarme ¿No es así?!! - Se quedó estático mirándome con la boca semi abierta como si las palabras no le salieran - ¿Por qué no lo haces?... ¡Anda hazlo!! Si eso es lo que necesitas para dejarme tranquilo - Arrugó la frente como no creyendo lo que le decía. - ¡¿A qué esperas?!! - Le grité histerico y lleno de rabia - Qué más da que me follen una vez más ¡¿Acaso no soy una puta?!! -Sentí una gota caer sobre mi clavícula desnuda, ni siquiera me había dado cuenta de cuando había empezado a llorar y ya tenía todo el rostro empapado de lágrimas. Tom llegó hasta mi, rompiendo la poca distancia que nos separaba.


-¡Basta!! - Me gritó sorprendiéndome y tomándome de los hombros, sacudiéndome un poco - No sigas diciendo esas cosas... Tú no eres... Nada de eso Bill - Y su voz se quebró, Tom parecía tan triste y yo no entendía el por qué. - Tú eres muy valioso, eres la persona más maravillosa que he conocido... Y yo... Yo... - Sus manos temblaban en mis hombros - lo siento... Nunca debí dejarte, lo siento - Lo miré fijamente intentado interpretar sus palabras, las intenciones de sus palabras...
Ahh,y al fin lo comprendí. Lo que pasaba es que me tenía lastima por eso estaba allí, por eso no me dejaba porque tenía cargos de conciencia.

-Deja de mentir - Le rogué - Ya no me mientas, no me confundas más... Sé que nadie me quiere, NADIE Tom, no le importo a nadie, mucho menos a ti.


-Eso no es verdad - Me abrazó y yo me quedé tieso con la frente apoyada en su hombro, no tenía fuerzas para rechazarlo. - No es verdad... - Negaba con la cabeza - Niki te quiere, Adeline te quiere... Y Yo te amo - Ahogué un fuerte sollozo que me apretó la garganta, me hundí en su cuello mojando su camisa con mis lágrimas, por qué me decía eso, no era justo, por qué me lo decía ahora cuando yo ya sabía que era mentira.


Sin querer mis manos viajaron a su espalda y me pegué a su cuerpo, pero ese abrazo en realidad no significaba nada, no le creía. Después de todo lo que pasó ya no podía creerle. Él me acariciaba la espalda de manera tranquilizadora mientras yo me sacudía entre hipos y sollozos, me apegué más abrazándolo con fuerza. Por un momento, sólo por un instante quería pretender que le importaba a alguien, fingir que alguien me necesitaba.


Fingir que Tom me amaba...

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