DIARIO DE UN SUICIDA 5º DÍA- by sirenamala

HALLO!! perdon x la demora pero no tuve muxos comentarios ¬¬

jejeje

no aburro y les dejo con el cap.

DIARIO DE UN SICIDA 5º DÍA
Podía sentir el reloj moverse lentamente como si no quisiera avanzar, tenía los ojos fijos en ese pequeño aparato que estaba en mi muñeca derecha, no solo eso, veía cómo el camino se hacía mucho más largo.
Y yo sentado en el asiento del copiloto e el auto de mi hermano, sentía su mirada en mí, también sabía de su mueca burlona, no…no quiero estar aquí, quiero correr, irme, nunca volver, estirar aquellas alas que me fueron arrancadas y volar, volar a mi mundo perfecto, volar hacia el pasado para poder arreglarlo. Pero no… no se puede.
_¿Té pasa algo?- pregunta, y solo recibe un bufido de parte mía. La tensión era palpable entonces, estábamos incómodos con la presencia del otro.
Mis ojos seguían contando los segundos y viendo, de vez en cuando, el camino.
Horas, fue lo que para mí duró ese viaje, aunque en realidad había sido sólo veinte minutos.
Cuando llegamos, todos se sorprendieron, inmediatamente Tom se fue con sus amigos y yo me encaminé al salón de clase.
Me sentía un idiota, de nuevo; todos me miraban como si fuera un extraterrestre, algo deforme, un monstro.
Estar en uno de los institutos más prestigiosos de Alemania tenía sus ventajas, con también sus horribles desventajas, podíamos entrar a las mejores universidades del mundo, pero las clases eran de lunes a sábado.
Me, subí las escaleras, cada paso resonaba en el ambiente, por el momento, deshabitado. Un frio aire recorría mi cuerpo, no se oía a nadie más, todo estaba en calma ¿así es la muerte?, sonreí, pronto lo averiguaré.
Viernes, sábado y domingo… qué enigmático es el tiempo, cuando quieres que pase rápido, es como si se detuviera, como si no quisiera.
Mis pasos se hacen más lentos, llegando casi a reducir la velocidad en un 40%. Llego a mi taquilla y saco los libros del primer curso, álgebra. Miré tras de mí, allí estaba el baño de hombres, una pequeña risita, que ya eran genuinas en mí, salió de mis labios. Aquel lugar me traía preciosos recuerdos.
Flash bank
_Tom, ¿Por qué estanos acá?... no se supone que tenemos que estar el álgebra, sabes que si tienes una falta más no podrás aprobar el curso-
_¡Estamos aquí para disfrutar!- dijo mi gemelo, poniéndole el pestillo a la puerta de aquel baño, el del instituto- además… no importa si apruebo o no, eso es lo de menos en estos momentos.
Mis ojos lo recorrieron, de la cabeza a los pies, tratando de encontrar alguna pista que me revelara lo que tramaba, entonces me detuve en un lugar de su anatomía, la entrepierna, que se hallaba erguida, mostrando un pequeño bulto en esos pantalones altos.
_¡ Pero si que eres puerco Tom! ¡ No voy a follar en un baño!- me giré cruzado de brazos, dándole la espalda.
_No digas eso, ¿no vez que estoy caliente?- me abrazó por detrás dándome tiernos besos en el cuello y hombros.
_¿No crees que con una paja se solucionaría?- me estremecí cuando dio una mordida al lóbulo de mi oreja y sus gélidas manos se metían bajo mi camiseta.
_Pero, ¿por qué me haría una paja cuando tú estás aquí?- susurró, haciendo que su aliento choque contra mi oreja y mejilla izquierda.
_¿Quieres decir que tengo que encargarme de tu paquete? ¿se puede saber por qué te has puesto cachondo?- un suspiro traicionero emanó de mí, delatando que lo que estaba haciendo mi gemelo me estaba poniendo a mil.
_La verdad… no lo sé, espera, creo que ya recuerdo…si si – paró sus besos y recargó su barbilla en mi hombro- creo que fue, cuando te vi saliendo de la ducha, todo apurado…como si le estuvieras haciendo una competencia al reloj, con el cabello revuelto y algunos mechones pegados a tu cara, como cuando lo hacemos…y con una toalla atada a tu cintura, ese estúpido pedazo de tela que no me dejaba ver tu precioso culito…- reí, y mi gemelo acompañó mi carcajada con la suya, reanudó sus caricias- y empalmarme fue culpa tuya, así que tienes que resolver el problema que haz causado.
Me giré quedando cara a cara con él, sus pupilas estaban brillantes, mostrando su necesidad. Me besó, al principio inocente, como un capullo que acaba de confesarle su amor a una niña, pero poco a poco fue profundizándose, al punto de explorar mi cavidad con su lengua. Bajó a mi cuello y empezó a darme dulces besos, mordiendo a veces pero con delicadeza, sus manos me levantaron la playera y me la sacó en su totalidad en un microsegundo, con esa misma agilidad se quitó la suya, pegándose a mi torso con desesperación, anhelado un contacto más hondo. Yo, por instinto, rodeé su cuello con mis brazos.
_Creo que ya empiezas a captar el mensaje- dio lametones a mi mejilla, mientras sus manos viajaban por mi abdomen hasta llegar al borde de mis pants, desabrochó los botones y trató de que la prenda se deslizara, sin éxito- joder Bill… por qué tienes que usar ropa tan pegada- se quejó haciendo un pequeño puchero, el cual me hizo reír.
_Porque te gusta ¿o no?- pegué sus labios a los míos sonriendo un poco mientras nos besábamos- no me bajes mucho los pantalones, me será más difícil ponérmelos.
_¿Pero y si los ensucias?... recuerda que te corres…-
_Tom, estamos en un baño, hay papel y hay agua, hay un espejo enorme- él sonrió.
_¿Alguna vez…no se te a pasado por la mente… ver como follas?- inquirió, sin borrar su sínica sonrisa.
_¿D…de qué hablas?- un movimiento rápido hizo que quedara frente a los lavados, y ,como es obvio, frente al enorme espejo, entonces entendí de lo que hablaba- eres un pervertido ¿lo sabías?
_Sí, me lo has dicho muchas veces, pero, cuando lo hago parado no hay forma de ver la cara de excitación de mi acompañante, y eso para mí no era problema, pero contigo… quiero ver tu rostro cuando te haga gritar-
Me sobresalté un poco al escucharlo, entonces, a través del espejo, vi como su mano se metía en mis bóxers y tomaba mi miembro semi-despierto, un pequeño gemido salió de mi garganta, haciendo que mi igual sonriera de lado. Empezó a agitarlo, acarició la punta con su pulgar, me aferraré al lavamanos buscando un soporte, para no caer al suelo.
_Dios Tom… ahh…ahh- miré al espejo, cosa que hizo que sintiera más excitación, vi mi reflejo, mis mejillas de un color rojizo, mis ojos totalmente dilatados, y vi a Tom, se estaba masturbando, tenía los ojos serrados, la boca abierta y su cabeza estaba hacia el techo. Con una imagen así, estuve a punto de correrme, algunos espasmos anunciaron que ya iba a llegar. Bajé la mirada tratando de contener un poco más. Fue ahí cuando mi hermano acercó tres dedos a mi boca.
_Chúpalos…- yo lo hice, esos dedos eran los que me iban a dilatar y a lubricar, era mejor empaparlos bien, así no dolería tanto.
Alejó sus falanges y los metió de golpe en mi entrada, los tres a la vez. Di un grito.
_T…Tom, duele… ya sácalos- lloriqueé- por favor, duele mucho.
_Shh… no llores, ya te va a pasar- tomó mi sexo y volvió a masturbarme.
Lo dicho por él se cumplió, cuando su mano comenzó a recorrer la longitud de mi pene, el dolor se fue, por un instante, ya que segundos después sacó sus dedos de mi interior y los reemplazó por su hombría. Me penetró de una sola estocada, fue ahí cuando levanté mi rostro y le vi por el espejo, nuestras miradas chocaron. Al momento detuvo el ritmo, lento, de las embestidas.
_L…lo siento Bill, no quería hacerte daño- me dijo, yo tenía los ojos llorosos, y mordía mi labio inferior, pero es que dolía como mierda. Aun no me había girado, seguía viéndolo por medio del cristal, ya no podía contenerme más- Por…por favor Bill, no, no llores, cálmate- sus labios besaron mi espalda en un intento desesperado por reconfortarme. Salió de mi cuerpo.
_Ya estoy mejor, ya no duele mucho- era una animación indirecta para que volviera a entrar.
_¿Estás seguro?... Si quieres podemos cortarla ahora- mis ojos se abrieron, por el miedo a que me dejara, si no hacía esto, él ya no me querría, yo lo amaba y no iba a permitir que se valla de mi lado. No importa si el dolor me mata, no soportaría estar sin él.
_No, ¿no me haz dicho que tengo que solucionar un problema que he creado?- le sonreí esta vez frente a frente.
_OK…- volvió a penetrarme, esta vez me esforcé para no llorar, tomó mi sexo y me masturbó al ritmo de sus embestidas, yo miraba fijamente el cristal, veía la cara de morbo de mi hermano, de mi amante, de mi pecado…
Los gemidos y gritos hacían una melodía única que resonaba en el ambiente, las penetraciones se hacían más rápidas y el sudor perlaba nuestros cuerpos, Tom me besó, susurrando algo que no logré entender y entonces, nos corrimos, no sé como lo logré pero no manché mi ropa en lo absoluto. Sonreímos y con la mayor paciencia posible, empezamos a limpiarnos, con un poco de papel de baño, quitándonos el sudor. Nos pusimos la ropa.
_¿Nos vamos?- inquirió.
_No, aun no, tengo que retocarme el maquillaje, lo traigo todo corrido- saqué mi lápiz delineador y la cajita de sombras de mi mochila y me empecé a maquilla…
Fin flash bank.
En aquel semestre Tom desaprobó álgebra con la peor nota y yo, no sé cómo, pero salvé el curso.
La campana del receso me hizo despertar del “trance”, salí al último, viendo a mi gemelo recargado en la pared frente a la puerta del salón.
_Que bueno que ya saliste, te demorabas menos antes- habló mientras caminaba a mi lado.
_¿Por qué no te vas con tu pandilla? Vas a arruinar tu reputación si estás junto a tu hermano “el enfermo metal”- una carcajada resonó, lo que hizo que me enfurezca- prometo no escaparme, estaré aquí, ahora vete, tu presencia me molesta- corrí escaleras abajo, con los cuadernos de la clase, sentía los pasos de Tom pisándome los talones (literalmente), me escondí tras un edificio, el de la secundaria y esperé a que se valla, lo escuché maldecir un par de veces y después desapareció.
Las cuatro siguientes clases no coincidíamos, así que podía salir o escurrirme en el antiguo gimnasio, tal vez llamar a casa diciendo que me había puesto mal y necesitaba volver…¿Qué de bueno tiene eso?
Caminé hacia la cafetería, en mi mundo, no sabía por donde iba, hasta que una mano se posó sobre mi hombro.
_Al fin… te encontré- Tom estaba doblado, respiraba agitadamente- casi de das un susto de muerte- habló ahora más calmado.
_Ya te dije que te vallas. No tienes que hacerle caso a mamá, ella no está, no tienes que cuidarme. Me molestas.- dije fríamente, sin girarme para verlo, retiré su mano con “desprecio” y seguí mi camino, como si nada hubiera pasado.
_No te vallas Bill… no de nuevo- susurró, o tal vez lo pensó, nuestra extraña conexión e desvanecía a cada palabra hiriente que decía, pero esta vez, lo que había oído tenía un tono de melancolía y tristeza. Giré mi cabeza, pero él, ya se había ido.
Una sensación de vértigo me invadió, haciendo que me doble y tome mi estómago con ambas manos, presionándolo, para no vomitar. ¿Acaso había escuchado mal? ¿Cuándo lo había dejado?... jamás, ni aunque me haya tratado como a un sucio perro callejero, no me he alejado de su lado, aun.
Caí de rodillas, mis ojos se ponían acuosos, mis extremidades temblaban, la cabeza me estaba dando vueltas. Traté, con el último hilo de fuerza que me quedaba, de ponerme en pie y seguir caminando, no lo legré, solo conseguí sentarme en aquel frío suelo adornado con algunas hojas secas que caían de los árboles en esta temporada.
Mis ojos viajaron a las ramas del árbol que se encontraba atrás de mí.
Ahí, un cuervo graznaba, como cantando un himno triste, el himno de la muerte. No solo eso, parecía que reía de lo estúpido que yo me veía en ese momento. Poco después estiró sus alas negras y soltando su última carcajada, voló.
¿Qué tratabas de decirme?... quizá que sólo faltan dos días para terminar con mi patética existencia.